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Otoplastía

Muchos de los niños y niñas que llegan a la consulta de un cirujano reconstructivo lo hacen por un problema de “orejas aladas”. En la etapa escolar, los menores pueden llegar a ser muy crueles, y esta característica física se transforma en una fuente de bullying permanente que podría detonar trastornos sicológicos de gravedad e incluso intentos de suicidio.

Un Cirujano Plástico explica que “no se trata de una malformación ni mucho menos, pero los niños nacen con orejas aladas, y eso los pone en una situación de riesgo en plena etapa de formación de su personalidad. Es muy raro que un niño venga a un cirujano plástico por otra cosa que no sea por las orejas”.

La recomendación del especialista es intervenir mediante una otoplastía “alrededor de los 4 ó 5 años, antes que el niño entre al colegio y los escolares se empiezan a molestar. La idea es tratar de hacerlo antes de que el menor se exponga a un eventual abuso escolar y el bullying”. A diferencia de otros procedimientos, no es necesario contar con un informe de un psicólogo para proceder a la cirugía.

Entre más se demore la intervención, podría ser peor, recalca el especialista. “Muchas veces encuentras a niños de 14 años y más que deciden operarse en el verano y cambiarse de colegio para llegar a uno nuevo, donde nadie los conozca, para partir de cero, reinventándose. A ese nivel se puede llegar”.

En este panorama, el papel que jueguen los padres es fundamental y la familia debe estar en sintonía. “Muchas veces nosotros nos enfrentamos con papás que son los que tienen el problema y se los transfieren al niño antes de tiempo, y en eso hay que tener cuidado. Además, depende mucho de los papás porque habitualmente hay un componente hereditario importante. Si un niño tiene la oreja alada, es habitual que uno de los padres también. Si para los papás ha sido un tema, lo traen precozmente. Si no se han hecho problema, no consultan”.

Con todo, un punto clave es tener en cuenta la personalidad del niño. “Si son más retraídos, lo aconsejable es operar. Si es líder, al chico le va a dar lo mismo tener la oreja alada”.

Cirugía y posoperatorio

La cirugía se realiza con anestesia general y se extiende entre 45 minutos a una hora. “Es un procedimiento bien tolerado. El niño sale con un vendaje o casco. Va a curaciones al día siguiente, se vuelve a controlar en 4 a 5 días. Queda con una especie de cintillo para poder proteger la oreja, y los puntos se van cayendo solos”.

Sin embargo hay que seguir un postoperatorio, y la familia debe contar con las condiciones necesarias para poder darle el cuidado que requiere el niño en este período, por lo que las vacaciones de invierno son ideales.

“Operar a los 4 a 5 años es excelente porque ya los niños entienden y siguen instrucciones, y eso es importante porque el paciente tiene que hacer autocuidado. Hablamos de un par de semanas donde el niño debe estar sin pasarse llevar la oreja”, señala.

Cobertura

La otoplastía es una cirugía reconstructiva que los seguros de salud podrían llegar a cubrir.

¿Cómo es el procedimiento? “Viene el paciente, el médico identifica el problema, genera una orden médica con un código junto a un informe en el que se justifica por qué es importante la intervención, más el presupuesto de la clínica y del equipo médico.

Fuente: viveintegralvivefitness.com

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