Las orejas en asa o de soplillo, son una de las causas estéticas que originan mayores complejos.
La Otoplastia es una sencilla intervención que remodela o reduce el tamaño de las orejas, logrando una correcta simetría de las mismas, en consonancia con el rostro.
De esta forma, los pacientes logran mejorar su imagen y la confianza en sí mismos.
Cicatriz
La incisión se suele realizar por detrás de la oreja, dejando por lo tanto una cicatriz prácticamente invisible. A partir de esta incisión el cirujano remodela el cartílago haciendo que se pliegue en los sitios adecuados, reduce la profundidad de la concha y reseca piel sobrante, si lo cree necesario. A pesar de su aparente sencillez es una intervención que requiere delicadeza y minuciosidad para no crear pliegues y aristas anómalas.
Habitualmente se coloca un vendaje que modela perfectamente cada parte de la oreja para permitirle curar en su situación correcta. Una vez retirado suele ser conveniente llevar por la noche una cinta de tenis durante un mes para evitar que durante el sueño se pliegue la oreja hacia delante.
El resultado de la intervención es permanente y no se modifica con el transcurso de los años, a veces son necesarios retoques y las complicaciones ya sean cutáneas o del cartílago son excepcionales. Otoplastia – Antes y Después Las cicatrices suelen permanecer rojizas los primeros seis meses, para comenzar a aclararse y a disimularse a partir de esta fecha. La cara anterior de la oreja (aunque no lleve cicatrices) debe protegerse del sol con protectores los dos primeros meses para evitar la hiperpigmentación.