Para definir la ética en la cirugía plástica primero debemos entender Ética Médica es una disciplina que se ocupa del estudio de los actos médicos desde el punto de vista moral y que los califica como buenos o malos, a condición de que ellos sean voluntarios, conscientes.
La ética de la cirugía estética merece una distinción. Si una persona ejerce la cirugía plástica sin título, comete un fraude e incurre en una ilegalidad. Pero también hay actuaciones que, sin estar perseguidas por la ley, no serían correctas desde el punto de vista ético; un ejemplo es el afán desmesurado por operar cuando hay algo que se puede solucionar sin cirugía, porque el cirujano lo haría para lucrarse.
En medicina, una vez que se ha finalizado la carrera y se ha obtenido el título de licenciado y doctorado, sería una falta de ética pretender trabajar en una especialidad de la que no se conoce, como si el cirujano cardíaco quisiera realizar una cirugía estética o a la inversa.
Asegurarse antes de la intervención
¿Cómo puede el paciente combatir estas situaciones y cerciorarse de que va a estar en buenas manos?
Lo primero es fijar una serie de filtros antes de tomar una decisión firme, consultar nombres y datos relativos a los cirujanos plásticos de sociedades científicas, como la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (SBCPER).
Esta organización sólo admite como socios a quienes tengan el título oficial de cirujano plástico y expulsa a los denunciados por cometer faltas a la ética.
Consultar a la SBCPER antes de pasar por el quirófano concede al usuario «la máxima garantía de que le va a intervenir un profesional y en un centro que reúne las condiciones adecuadas, ya que los accidentes y complicaciones no suelen ocurrir en centros importantes, sino en los pequeños, poco conocidos y con escasa esterilidad. Otra arma que tiene el paciente, antes de decidirse, es pedir al cirujano plástico que le enseñe el título oficial.
Comprobaciones del cirujano
Si el paciente pone sus filtros para cerciorarse de que le opera quien debe y con las máximas garantías, el cirujano plástico también debe poner los suyos. Lo primero que éste tiene en cuenta es que el paciente recurra a la cirugía estética de forma voluntaria, no por presiones de la pareja o de forma forzada por alguna motivación extraña, y con la edad permitida por la ley. Si no se ha llegado a esta edad, hay que pedir consentimiento a los progenitores o al tutor, igual que sucede en el resto de intervenciones quirúrgicas.
En ciertos casos, el cirujano también recurre a un psicólogo para que estudie la motivación de su cliente. El 95% piden lo «normal’: una nariz más bonita o un aumento de pecho. Es raro que acudan a la consulta personas con trastornos psicológicos preocupantes. Casos de personas adictas a esta cirugía, son escasos.
La ética del cirujano plástico pasa por aconsejar a estas personas las operaciones que estén justificadas, que sean razonables (no desproporcionadas) y que supongan una mejoría estética visible. Sin embargo, a menudo, los pacientes adictos desoyen sus consejos, aunque los resultados sean imperceptibles.
Cirugía estética en menores
¿A qué edad se debe operar a una persona?
Aunque es aconsejable esperar a que haya terminado el desarrollo físico, a los 18 años, depende del tipo de cirugía y del caso. La operación de estética que con más frecuencia se realiza en niños es la corrección de las orejas en asa o de «soplillo», puesto que quienes las tienen son, en general, el blanco de burlas y comentarios.
Pese a que es preferible esperar a los 12 ó 13 años, cuando el cuerpo está más formado, y realizar un retoque a los 16 ó 17 años, hay algún caso de niños más pequeños que están muy acomplejados. Ante esta situación, lo aconsejable para evitar un daño psicológico mayor, es adelantarse.