El uso más reconocido por el público del botox es en la medicina estética para atenuar las arrugas. Este tratamiento sigue siendo muy eficaz, sencillo y sin contraindicaciones siempre que se realice en un centro especializado, con personal profesional y con la praxis adecuada.
El botox es el nombre del primer producto comercial que se aplicó en medicina estética con fines rejuvenecedores allá por los años 60 en los Estados Unidos. Previamente a esta incursión en el campo de la estética que le dio el éxito definitivo internacionalmente, se aplicaba en trastornos oculares sobre todo en la población infantil. Y precisamente al comprobar los efectos tensores y paralizantes de los músculos de la frente al tratar el estrabismo infantil y adulto, se comienza a aprovechar sus propiedades inmovilizadoras de los pliegues cutáneos para extenderlo a los beneficios en estética facial.
La utilización del botox mediante microinyecciones en las zonas del paciente que estima el doctor, confiere la inmovilización transitoria del músculo y evita así que los surcos se sigan profundizando. El botox rellena por tanto ese pliegue o arruga y produce un efecto más liso y uniforme en la piel, devolviendo un aspecto más joven al paciente. Poco a poco se va reabsorbiendo en la dermis pero evita incidir sobre los surcos y las arrugas ya que evita el movimiento que genera al músculo de manera natural. Por eso se produce en el paciente la sensación evidente de la falta de gesto que lentamente se va recuperando hasta que el producto desaparece por completo al cabo de 5 o 6 meses.
Hay que decir que procede de la toxina botulínica y que es un producto tóxico en industria alimentaria, por ejemplo, causante de la llamada enfermedad del botulismo. Sin embargo en estética no tiene competencia a pesar de la aparición de nuevos tratamientos porque es inmediato y evidente de manera instantánea. Además, como tratamiento previsor es de los mejores o el mejor ya que retrasa la aparición de arrugas además de alisar las líneas y surcos derivados de los gestos de expresión constantes.
Las líneas de la frente, de los alrededores de la boca y las líneas verticales de los labios, así como las llamadas “patas de gallo”, entrecejo y cuello, son las zonas donde se aplica botox con éxito. También en las manos y en el escote, pero sus efectos son limitados y hay que repetirlos como mucho 3 veces al año. A partir de los 60 no ofrece buenos resultados pero desde los 30 puede ser un buen remedio para retrasar las pequeñas arrugas y líneas de expresión marcadas.
Fuente: www.eternalbeautyclinic.com